Seis champagnes para celebrar

Seis champagnes para celebrar

Mumm Cordon Rouge. La cinta roja que se creó para adornar la botella y conmemorar la Legión de Honor es hoy una garantía de estilo cuya base está en una mitad de pinot noir y la otra de chardonnay y pinot meunier; todos provenientes de Crus clasificados. Todas las variedades se elaboran por separado y […]

Mumm Cordon Rouge. La cinta roja que se creó para adornar la botella y conmemorar la Legión de Honor es hoy una garantía de estilo cuya base está en una mitad de pinot noir y la otra de chardonnay y pinot meunier; todos provenientes de Crus clasificados. Todas las variedades se elaboran por separado y casi el 30% del vino es reserva. Aromático, estructurado, fino y con su característico toque aportado por el licor de expedición.
Dom Perignon P2 1998. Tras 16 largos años aparece este P2 que representa una interpretación más precisa del estilo de Dom Perignon. En un año marcado por los calores de agosto que quemaron la uva, llegaron las lluvias de septiembre que las salvaron. Un champán con peculiares notas de frutos secos y con una untuosidad más marcada de lo habitual. En copa, el champán se expresa muy lentamente y crece, se muestra redondo y envolvente.
Bollinger Rosé. Más del 85% de los viñedos de donde se obtiene la uva para este rosé de tonos casi cobrizo, están acogidos a la calificación de Grands y Premiers Crus. El suelo y la uva presente en este ensamblaje de 62% de pinot noir, 24% de chardonnay, 14% de meunier son solo parte del secreto. El resto, el factor humano que pone la armonía y la finura para conseguir una atractiva alianza entre estructura, vivacidad y largo post gusto.

Ruinart Blanc de Blancs. Con una copa en la mano, se puede comprobar la nitidez y pureza del chardonnay en su versión más elegante. El champán está elaborado 100% con esta variedad de viñedos de Premier Cru de la Côte de Blancs y la montaña de Reims. De potente nariz frutal, donde los cítricos dominan, se pasa a una boca amplia, un tanto vinosa y de gran frescura. Tiene un final vivo, largo, cremoso y envolvente, siempre con una burbuja finísima.
Ayala Brut Majeur. El estilo más representativo de Möet Chandon. Como no podía ser de otro modo en el reino de la pinot noir, está elaborado mayoritariamente con esta variedad. El chardonnay complementario aporta vivacidad, y la refrescante fruta la pone el pinot meunier. La mezcla final se hace a partir de un vino de una cosecha concreta con varios vinos de reserva, por lo que no lleva añada. El vino permanece 30 meses en rima.
Imperial Brut. Este es casi el champán característico de la maison creada en 1869. Su mejor carta de presentación es su notable madurez. En nariz, se aprecia una intensidad muy atractiva donde los matices de manzana verde predominan entremezclados con recuerdos de flor blanca, con un fondo de fruto seco y panadería. Sus finas burbujas constantes y delicadas aportan el broche final a una sensación de finura y ligereza.

Javier Fernández Angulo

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