Un evento a la altura del lujo
La singularidad de una marca se percibe en los pequeños detalles, en las experiencias individuales que aportan y generan. Ese fue el leitmotiv alrededor del que giró la reunión promovida por la firma relojera Jaeger-LeCoultre, la automovilística Bentley y la revista Gentleman. Un evento ‘a la medida’ que giró alrededor de la personalización, de las […]
La singularidad de una marca se percibe en los pequeños detalles, en las experiencias individuales que aportan y generan. Ese fue el leitmotiv alrededor del que giró la reunión promovida por la firma relojera Jaeger-LeCoultre, la automovilística Bentley y la revista Gentleman. Un evento ‘a la medida’ que giró alrededor de la personalización, de las experiencias individuales como centro de la relación con las marcas y que se concretó en una serie de actividades dirigidas a un reducido grupo de invitados congregados en la Casa Club de Madrid. Todos ellos pudieron disfrutar con los últimos modelos de la manufactura relojera, de la posibilidad de personalizar los relojes con una avanzado sistema informático el acabado y la combinación de los relojes o conocer de primera mano la asociación creada con el afamado Louboutin, que ha diseñado una serie de acabados de pulseras que se distinguen por el interior de la pulsera en su ya reconocible color rojo.
En el rincón Louboutin, además, el color estaba presente en unas lacas de uñas muy especiales, casi tanto como los diseños de las correas del Reverso. Bentley representa la excelencia automovilística; el gusto por los acabados. De hecho uno de los elementos de distinción está en la posibilidad de personalización de su interior. Una vez más, los detalles como elemento diferenciador y que el buen conocedor, el amante de la calidad, sabe apreciar. Como también lo hicieron los invitados comprobando los excelentes acabados de firmas consolidadas como la sastrería Langa, todo un clásico de Madrid, u otras de más reciente creación como la zapatera Glent.
No se puede dejar de mencionar otras experiencias, tal vez más lúdicas pero no por ellos menos importantes, y que giraban alrededor del destilado (The Macallan), los delicatessen (Quesería La Antigua) y del cigarro puro (Davidoff). Fueron el complemento perfecto para hacer que la experiencia fuera total.