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La Duquesita, la guinda del pastel

La centenaria pastelería madrileña La Duquesita disfruta de una segunda y esplendorosa vida en la que tiene mucho que ver Ana Vázquez, fundadora, además, de la agencia de comunicación Balboa.

Los espejos que adornan las paredes de La Duquesita tienen un siglo de antigüedad. También el mostrador y algunas de las vitrinas. Los cruasanes, palmeras, pastas y dulces que contienen han sido horneados, hoy mismo, en el obrador situado en la planta baja. Los bombones, expuestos en cajas de cuidado y elegante diseño en el salón de té contiguo, han llegado poco antes desde Barcelona, donde han sido elaborados por el chef y repostero Oriol Balaguer, uno de los más afamados del país, si no del mundo, en su especialidad.

Historia, artesanía y excelencia. Ana Vázquez es una de las responsables del ‘renacimiento’ de La Duquesita sustentado sobre esos tres pilares. Las razones, como siempre en estos casos, una mezcla: por un lado, personales, pues ella misma fue clienta del establecimiento durante años cuando trabajaba en las inmediaciones y, además, pertenece a esa generación que prefiere los locales con solera y buen hacer a los de consumo rápido y modas pasajeras; pero también, profesionales, aunque en su caso cobran una dimensión peculiar: experta en comunicación, fundadora de la agencia Balboa Comunicación, desde donde han impulsado marcas de muy diferente índole, pero también de gastronomía, no le fue difícil vaticinar el  potencial de esta. 

Ana Vázquez, socia de La Duquesita y fundadora además de la agencia de comunicación Balboa, pasa por la puerta de la pastelería, situada en la calle Fernando VI de Madrid, en el barrio de Las Salesas

Ocurrió hace 10 años, en 2015. Hasta esa fecha, La Duquesita había transitado por la historia de Madrid durante 110 años –abrió en 1914, en el mismo local de la calle Fernando VI donde continúa, en el barrio de Las Salesas de Madrid– y cinco generaciones de la mano de la familia Santamaría, convertida en un santuario de postres y dulces artesanos reconocidos por su calidad y tradición. La sexta generación, sin embargo, decidió cambiar de aires y colgar el cartel de “Se traspasa” en este escaparate que tantas miradas había atraído.

Fue un cierre de apenas unos meses. Ana Vázquez encontró en María Eugenia Soriano, con amplia experiencia en administración y dirección de empresas, el complemento necesario para sus conocimientos en comunicación y branding, y juntas convencieron a Balaguer para que aportara su creatividad al proyecto: “Conservar la historia y el nombre de La Duquesita pero haciendo algo excelente”.

Vinieron luego meses de locos: para remodelar, conservando su esencia y muchos de los elementos característicos, un edificio histórico y protegido; para actualizar su equipamiento a las exigencias de la nueva etapa, y para renovar su carta ofreciendo, desde el primer día, un producto de calidad y completamente artesano en el que cada cruasán, cada palmera, cada roscón de Reyes cuando toca es elaborado, como le gusta decir a Vázquez, “uno a uno”. La reapertura llegó en plena Navidad de ese mismo 2015 y, desde el primer momento, fue celebrada no solo por un público fiel a la marca, sino también por esos nuevos perfiles, un tanto foodies si se quiere, para los que la artesanía y la calidad son atractivos irrenunciables.

Hace tres años, como si el destino hubiera decidido poner también su grado de arena, el local contiguo, una tienda de muebles, cerró. Y el nuevo equipo de La Duquesita vio la oportunidad perfecta para añadir a la pastelería un coqueto salón de té, con una decoración que recrea el exterior de la primera tienda, con un mostrador dedicado en exclusiva, casi a modo de joyería, a la bombonería, y donde ahora conviven un ambiente romántico, un cierto aire intelectual y un regusto de barrio –café, crusán y periódico en solitario, por ejemplo– del que los tres socios se sienten especialmente orgullosos.

El salón de té, contiguo a la pastelería centenaria, exhibe como si de joyas se tratara los bombones elaborados por Oriol Balaguer, uno de los reposteros más reconocidos.

Por eso, por ese respeto a la esencia, el nuevo equipo de La Duquesita desecha los cantos de sirena que le llegan cada día: para franquiciar el negocio, para atender las demandas masivas de grandes establecimientos hoteleros o para incorporar a su oferta otro tipo de productos que amplíen aún más el público. Si La Duquesita hace eso deja de ser La Duquesita; y lo que es parece avalado de sobra por los múltiples premios y reconocimientos obtenidos hasta ahora, entre ellos el de Mejor Pastelería de Madrid en 2023, según la Academia Madrileña de Gastronomía, o el Mejor Roscón de Madrid en 2024.

Ana Vázquez está orgullosa del proyecto. Acostumbrada a lanzar las marcas e iniciativas de otros, La Duquesita lleva su huella y su forma de entender la comunicación: algo así como "respetar la esencia de una marca quitándole capas", si es que una estrategia cincelada en años de experiencia y en constante evolución puede resumirse en una frase. Es lo que hacen en Balboa Comunicación, la agencia que ella misma fundó tras 14 años como responsable de comunicación en entidades como Radio Nacional y la Cadena Ser y que ahora, en constante crecimiento, exhibe clientes tan variados como una marca de gafas, una bodega de vinos, un gran hotel, una embajada, un club de fútbol o eventos y plataformas de música, moda o televisión, entre otros muchos. La Duquesita, cuya estrategia, diseño de marca, packaging y comunicación es responsabilidad directa de Ana Vázquez, es sin duda la guinda del pastel.

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