Enric Gener: "Es difícil proteger lo que no amas, y la mayoría de la gente vive de espaldas al mar"

Enric Gener: «Es difícil proteger lo que no amas, y la mayoría de la gente vive de espaldas al mar»

Nada con delfines, tortugas o tiburones y gran parte de su vida la pasa capturando la belleza y el misterio que los océanos albergan. A través de los ojos y la cámara de Enric Gener (Menorca, 1982), fotógrafo subacuático que ha explorado las aguas de medio mundo, desde el Mediterráneo hasta el Mar de China […]

Nada con delfines, tortugas o tiburones y gran parte de su vida la pasa capturando la belleza y el misterio que los océanos albergan. A través de los ojos y la cámara de Enric Gener (Menorca, 1982), fotógrafo subacuático que ha explorado las aguas de medio mundo, desde el Mediterráneo hasta el Mar de China o el Mar Rojo, la vida submarina se convierte en un hogar, el suyo, a partes iguales con su furgoneta, en la que viaja en busca de nuevos mares, cargada de plásticos que recoge de las orillas que visita. Y si no, que se lo pregunten a los agentes de la Guardia Civil, que alguna que otra vez lo han parado intentando descifrar qué clase de contrabando pretendía organizar con tantas botellas, tapones y hasta carritos de la compra a cuestas.

Anécdotas aparte, Enric Gener concibe la fotografía como un lenguaje y una herramienta para contar historias en las que la fragilidad de la figura humana, generalmente femenina, contrasta con la inmensidad y la fuerza del océano. Su objetivo es trascender la simple imagen, seducir sin imponer, generando un equilibrio entre belleza y tragedia con el que el espectador concluya: "Esto es bonito, pero no está bien".

[caption id='attachment_9771' align='alignnone' width='1024']´Mariscando entre plásticos´. Fotografías: Enric Gener. ´Mariscando entre plásticos´. Fotografías: Enric Gener.[/caption]

Su último reto se ha gestado de la mano de Mar de Frades, la bodega gallega ubicada en el Valle del Salnés, que ha reafirmado este año su compromiso con la lucha contra la contaminación de plásticos, planteando objetivos como llegar a trabajar con residuo cero, reducir el consumo de agua o aumentar el uso de energía solar. Juntos han dado vida a Sea-Conscious, un proyecto con el que se pretende concienciar sobre la cantidad de residuos plásticos (los visibles y los no visibles) que pueblan el océano Atlántico. Una serie de diez fotografías invitan a reflexionar sobre el deterioro del entorno marino, como parte de distintos espacios de la nueva edición de Casa Decor 2021, desde el 13 de mayo hasta el 27 de junio, en el edificio La Casa de Toma?s Allende (Plaza de Canalejas, 3, Madrid). Hablamos con el fotógrafo sobre sostenibilidad, trabajar en lugares remotos y la urgente necesidad de los mares y sus habitantes de tomarse un descanso del ser humano.

¿Cuándo comienza tu relación con los océanos? ¿Por qué decides empezar a documentarlos?

Desde que tengo uso de razón. Crecí en un pueblo de Menorca y el mar siempre fue mi segundo hogar. En 2008, en uno de mis primeros viajes a Indonesia y Malasia, comencé a ver tiburones, corales y especies raras de peces que en el Mediterráneo nunca había visto y que, en mi vuelta a casa, necesitaba explicar de alguna manera más allá de las palabras. La fotografía me dio inmediatez y facilidad para elaborar mi propio discurso.

[caption id='attachment_9772' align='alignnone' width='1024']Una de las estancias de Casa Decor 2021, con una de las fotografías de Enric Gener. Una de las estancias de Casa Decor 2021, con una de las fotografías de Enric Gener.[/caption]

¿Qué tiene el mundo marino que no tiene el terrestre?

Para empezar, la obviedad de que estás mojado, todo el rato en movimiento y, cuanto más bajas, más oscuro está. Es como llevar una máscara todo el rato. Suelo bajar a pulmón, casi nunca uso botella, por tanto, tengo uno o dos minutos para fotografiar. El mar desgasta, cansa y tienes frío. Es un medio hostil porque el humano no pertenece a él. Personalmente, podría decir que es mi religión, como una especie de Dios al que respeto. Explorándolo me di cuenta de la insignificancia del ser humano. Vivimos en una sociedad donde nos hemos hecho los amos de todo, y el mar te enseña que no, que si te arrastra una ola o nadas con tiburones, realmente no eres nadie.

Sea-Conscious encierra un mensaje de denuncia y alarma sobre la contaminación de plástico en el océano Atlántico. ¿Qué es lo que más resonó en ti tras la investigación previa a las fotografías?

Realmente, es un proceso que llevo experimentando toda mi vida y esa lentitud en el deterioro de la naturaleza es lo que lo hace peligroso. Fue cuestión de una o dos generaciones en las que se ha montado el lío. Mi padre siempre me decía que cuando él era pequeño no existía el concepto de 'basura' porque todos los envases de cristal se devolvían y los desechos orgánicos los comían los animales. Comparando eso con que ahora generamos casi una bolsa de plásticos al día... es preocupante. El compromiso es cultural y generacional. Por ejemplo, en Egipto, no existe el reciclaje; los contenedores no tienen tapa y es normal ver basura volar por los aires, y allí nadie se alarma por ello.

[caption id='attachment_9773' align='alignnone' width='1024']´Texturas marinas´. Fotografía: Enric Gener. ´Texturas marinas´. Fotografía: Enric Gener.[/caption]

Hace un año la revista Nature Communications desvelaba que los desechos de micro plástico en el Atlántico podrían alcanzar los 200 millones de toneladas y no los 17 que se creía. ¿Existe una falta de educación en las nuevas generaciones?

Mucha, y pasa porque la mayoría de la gente no tiene un contacto directo con el mar. Solo protegemos lo que amamos. Si algo no te toca de cerca es difícil que busquemos su conservación. Nosotros, los que trabajamos en el mar, vemos constantemente los daños invisibles que sufre, pero para los que no, sí que hay que hacer una enorme labor de concienciación. Lo bonito de educar a las nuevas generaciones es que los niños pequeños llegan a casa y lo cuentan. En cierta forma, educan ellos a los padres, y a veces, hasta los obligan. Creo que si fuese al revés, no tendría tanto efecto.

Al igual que nosotros, el pasado año el mar vivió un momento de silencio durante el confinamiento en el que los animales se resituaron en lugares en los que antes no habitaban por miedo al ruido o a la agitación del entorno provocada por el ser humano. ¿Qué consecuencias ha tenido la pandemia en la vida marina?

Muy positivas. En Menorca, el año pasado se avistaron ballenas, delfines y mantas cerca de la costa, como hacía tiempo que no se veía, al igual que se sabe de dos tortugas marinas que desovaron a la vez en la playa y salieron decenas de tortuguitas hacia el mar. La última vez que esto se documentó es... nunca. No se tenía registro de algo así. El que suceda dos veces durante la pandemia, ha de tener una enseñanza detrás.

[caption id='attachment_9774' align='alignnone' width='1024']´Manchas de petróleo en el océano´. Fotografía: Enric Gener. ´Manchas de petróleo en el océano´. Fotografía: Enric Gener.[/caption]

¿Existe más concienciación o más medidas aplicadas en la conservación de los mares en el extranjero que en España?

Suele haber bastante pocas en todos los países. Yo viví un año en Australia y la gente está bastante implicada, porque la mayoría de la población vive en la costa. El mar tiene una doble vertiente, y es que no es de nadie. Eso está bien por un lado, pero por otro, nadie lo protege, no existe una 'policía mundial'. Yo soy un poco pesimista en este aspecto, porque se trata de un deterioro de la naturaleza que no se ve.

¿Un animal marino preferido?

El cormorán. Es un ave marina que captura peces zambulliéndose. Lo envidio, de alguna manera, porque se ha adaptado tan bien al medio acuático, que es capaz de ir más rápido que un pez y cazarlo. Lo verás siempre entre las rocas, negro, solitario, a veces tomando el sol, y otras, hasta nadará contigo.

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