
Sastrería Fernández Prats: tradición, estilo y el valor del detalle hecho a mano
Cada uno con su estilo, pero con un mismo objetivo: crear prendas a medida que cumplan con los preceptos de la elegancia en el vestir. Y por supuesto, hecho a mano. Así trabajan en la Sastrería Fernández Prats.
Desde hace seis años forman un tándem de elegancia y buen oficio al servicio del mejor estilo sartorial. Joaquín Fernández Prats, el sastre que da nombre al negocio, encontró en Óscar Montero su camisero. “Es, dice, un hombre que ha demostrado su profesionalidad, entrega y ganas de seguir aprendiendo y de mejorar. Tiene otros muchos valores, como la lealtad y la fidelidad”. Y Óscar también lo tiene claro cuando habla de Joaquín: “Ofrece cosas muy diferentes a las que yo hago. Es atrevido, mientras yo tiendo más a lo clásico. Por eso cuando estoy con un cliente me anima a que le muestre otras cosas, porque los conoce muy bien y sabe por dónde llevarlos”.
Una fusión de estilos para ofrecer al cliente la capacidad de elegir. Porque como dice Montero, “el cliente siempre se deja aconsejar, aunque comienzan por el traje. Lo tienen claro cuando llegan y Joaquín les va orientando sobre formas y hechuras”. E interviene el sastre: “A veces llegan con ideas que no están acordes con su fisonomía y, de hecho, entre un 20-25% de ellos cambia de idea”.

En lo que es propiamente la camisa, Óscar Montero añade que “la gente ahora busca algo más específico y ya no es solo de color blanco. También han cambiado los tejidos que empleamos, desde la composición, como por ejemplo el punto de algodón, a los acabados, con mucho tejido fantasía. En definitiva, hay un componente informal”. Y Joaquín Fernández Prats lo remata con algo que, viendo su colección de tejidos, es evidente: “Hay un tránsito permanente entre lo clásico y lo moderno. Te sorprenderían descubrir peticiones de algunos clientes que podrían parecer de perfil más tradicional”.
Cuando se habla del regreso de la camisería a medida, Fernández Prats lo tiene claro: “Las redes sociales han tenido su trascendencia, porque hemos podido mostrar cómo trabajamos y la relación que se establece con el cliente. Por ejemplo, si después de dos años de uso se ha rozado el cuello, se sustituye y la camisa recupera su esplendor anterior. Lo mismo que ocurre con el traje; una rotura o una quemadura en la manga quedará resuelta siempre que el tejido siga existiendo”.

La conversación gira de nuevo hacia el cliente de las camisas a medida, y en concreto el nuevo usuario, que ahora viene con una idea predeterminada de lo que quiere. “Estamos hablando –argumenta Joaquín– de una clientela a partir de los 35 años y con ganas de vestir bien”. Y Óscar Montero añade algo importante: “Que aporta personalidad y distinción”.