Los grandes diseñadores de la historia del automóvil: de Bertone a Zagato

Los grandes diseñadores de la historia del automóvil: de Bertone a Zagato

Los estudios de mercado indican que, en la mayoría de los segmentos, el diseño es la principal razón de compra de un automóvil. No se trata de una cuestión secundaria; los fabricantes de automóviles invierten millones de euros en el desarrollo de sus modelos, inversiones que pueden perderse si la imagen no es la correcta. […]

Los estudios de mercado indican que, en la mayoría de los segmentos, el diseño es la principal razón de compra de un automóvil. No se trata de una cuestión secundaria; los fabricantes de automóviles invierten millones de euros en el desarrollo de sus modelos, inversiones que pueden perderse si la imagen no es la correcta. Todos los fabricantes cuentan con sus propios departamentos de diseño, pero a lo largo de las últimas décadas una serie de empresas italianas dedicadas a crear nuevas carrocerías han adquirido fama mundial. Repasar su historia, tan plena de éxitos como fortalecida de fracasos, es recuperar los modelos más fascinantes de la historia del automóvil. GUIGIARO: LA ESENCIA DEL GENIO Firma fundada en Turín en el año 1968 por Aldo Mantovani, un experimentado ingeniero procedente de Fiat, y Giorgetto Giugiaro, un genio que con tan sólo 17 años había empezado a trabajar en el centro de diseño de Fiat. El currículum de Giugiaro es de los que impresionan. Además de Fiat, estuvo dos años en Bertone, y en 1965 se pasó a Ghia, donde desarrolló su talento durante tres años. Desde sus inicios, Giugiaro ha sido capaz de crear tanto deportivos de ensueño, como los Maserati Bora (1971), Lotus Esprit (1972) o BMW M1 (1978), o turismos de gran éxito comercial, como el primer VW Golf (1974), el Alfa GTV (1974), el Fiat Panda (1980), el Fiat Uno (1983), el primer y segundo Seat Ibiza (1984 y 1993), o el Renault 19 (1988). Más recientemente, destacan el Lexus GS 300 (1993), el Daewoo Matiz (1998), el Maserati 3200 GT (1998) o los Daewoo Evanda y Nubira lanzados en 2003. Entre los prototipos más conocidos se encuentran el Maserati Boomerang de 1972, el Lancia Megagamma de 1978 (precursor de los monovolúmenes compactos actuales), el Nazca con motor BMW en posición central (1991) o el Volkswagen Nardo W12 (1997). Mención aparte merece el Alfa Brera de 2002, cuyo sensacional estilo ya ha sido adoptado por los recientemente remodelados Alfa 156 y 166. A diferencia de Pininfarina y Bertone, Ital Design no dispone de líneas de montaje, pero en sus instalaciones trabajan 750 personas. En sus departamentos de estilo, modelos y prototipos combinana el trabajo artesanal con las técnicas más avanzadas. Ital Design define el proyecto global de ingeniería, pasando desde el análisis estructural a la mecánica. Desde su fundación la firma ha creado más de cien modelos, y la continuidad del centro de diseño está asegurada por los hijos de los fundadores, el carismático Fabrizio Giugiaro (prueba de que a veces el talento también se hereda) y Marco Mantovani. PININFARINA: EL ESPÍRITU DE FERRARI Carrocería Pinin Farina se fundó en Turín en 1930, y su denominación se debe al sobrenombre de su fundador, Bauttista Farina, Pinin (en 1961 el nombre Farina se cambió por Pininfarina por decreto presidencial). El primer “histórico” de la marca es el Cisitalia de 1945, el único automóvil que se expone actualmente en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Pero Pininfarina comenzó su carrera hacia el éxito en 1952, cuando llegó a un acuerdo para diseñar la carrocería de los Ferrari, asociación que todavía se mantiene, y los Ferrari de las últimas décadas (con la excepción del 308 GT4, de Bertone) llevan la firma de la empresa turinesa. En los cincuenta, la compañía desarrolló sus instalaciones industriales y pasó a cooperar con otras marcas, naciendo así el Alfa Giulietta Spyder, un deportivo, el Alfa Duetto, el Fiat 124 Spyder o el Peugeot 504 Coupé. BERTONE: LA CONTINUIDAD DE LA SAGA Si entre sus modelos favoritos están el Lancia Stratos o el Lamborghini Countach, debe saber que es un admirador de Bertone. La más antigua de las empresas carroceras italianas fue fundada en 1912 por Giovanni Bertone para construir y reparar coches de caballos. Su primer trabajo importante fue carrozar un SPA 23S, y comenzó a trabajar con Fiat y Lancia. En 1932 Giuseppe, el hijo del jefe conocido por Nuccio, llegaba a la empresa donde se convertiría en uno de los grandes diseñadores de la historia. Tras la II Guerra Mundial, la marca sobrevivió creando versiones para Fiat y Lancia y el primer encargo internacional llegaba en 1952 con los Arnolt MG. Después vino la evolución de la compañía, que pasó a convertirse en constructor, y durante los sesenta, carrozó los modelos más exclusivos de Ferrari, Maserati y Aston Martin, además de una estrecha colaboración con Lamborghini, marca para la que creó “joyas” como el Miura, el Espada, el Jarama y el Urraco. En los ochenta, la producción perdió glamour pero por contra aumentó con los cabrios del Fiat Ritmo y el Opel Kadett, y se diseñaban coches tan populares como los Citroën BX y XM. Bertone murió el 26 de febrero de 1997. SBARRO: ENTRE LA TÉCNICA Y LA EXTRAVAGANCIA El suizo Sbarro se sitúa entre la técnica y el disparate, con creaciones absolutamente únicas y tan espectaculares. En el último Salón de Ginebra, Sbarro presentó un Citroën Pluriel con motor V6 y un deportivo descapotable basado nada menos que en un Ferrari 575 M de 215.000 euros. La bellísima carrocería de Pininfarina había sido sustituida por otra de belleza altamente discutible y la factura, como por arte de magia, pasó a superar los 500.000 euros. A los 18 años Francesco Zefferino Sbarro se instaló en Neuchâtel (Suiza) y comenzó a trabajar como mecánico. En 1965 construyó su primer coche, el Coupé Filipinetti, sobre la humilde base de un Kharmann Ghia. Hasta principios de los ochenta se dedicó sobre todo a hacer réplicas de coches míticos, un buen ejemplo de ello es el Rolls Royce Camargue Hunting Car de 1978, encargado por un jeque árabe para utilizarlo en sus jornadas de caza en el desierto. Desde entonces, ha construido coches que son el colmo de la excentricidad, muchos de ellos más propios de una película futurista. ZAGATO: SOBREVIVIR A TODA COSTA La casa de la “Z” fue fundada en 1919 y es la empresa carrocera que ha atravesado por mayores vicisitudes durante su historia, y es un milagro que siga activa. Es también quizá la única que ha mantenido rasgos de su estilo a lo largo de toda su trayectoria, como la doble burbuja en el techo. En su época dorada, los cincuenta y los sesenta, crearon bellísimas carrocerías para modelos GT de Ferrari, Alfa Romeo, Aston Martin, Maserati, Lancia e incluso Lamborghini (dos unidades del 350 GTZ). En 1962 los hermanos Elio y Gianni Zagato construyeron una nueva factoría, siguiendo los pasos que Pininfarina y Bertone habían dado años antes, y comenzó la producción del Lancia Flavia Sport. Pero en 1968 se produjeron dos hechos que marcaron el futuro de la firma; el fundador Ugo Zagato se retiró a los 78 años, y Ercole Espada, el genio que diseñó modelos como el Aston DB4, se marchó a Ghia. Una sucesión de problemas, pero Gianni y Elio Zagato estaban decididos a subsistir y en 1972 sorprendieron a todos con el ZELE 1000, un cochecito eléctrico. Tras unos años para olvidar (se fabricaron también Alfettas blindados para la policía anti-mafia), los inicios de los ochenta fueron incluso peores. En 1984 comenzó a fabricarse el Maserati Biturbo Spider, un año en que también se acordó recuperar la colaboración con Aston Martin. Tras un breve acuerdo con Nissan, llegó el gran éxito de los noventa, el Alfa Romeo SZ/RZ (Roadster) 3.0 V6 de 1992, del que se produjeron 1.370 unidades. Su sustituto fue el Lancia Hyena, un coupé sobre la base del Integrale. Estaba previsto hacer 500 coches, pero Lancia se echó atrás y sólo se montaron 25. Después de este tremendo traspiés, la fábrica cerró, pero Zagato ha sobrevivido como centro stile (centro de estilo), en la línea de Ital Design.
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