
Gran Hotel Miramar: no solo un hotel de lujo, también una parte del patrimonio de Málaga
Directora general del alojamiento más emblemático de Málaga, Mariola Valladares destaca la responsabilidad de gestionar un icono de la ciudad reforzando su posicionamiento como destino para el turismo de lujo.
El Gran Hotel Miramar de Málaga es, mucho más que un alojamiento, una institución. Testigo privilegiado de la evolución de la ciudad, protagonista él mismo de unos cambios a los que se ha adaptado con maestría, acompaña su legendario pasado con un brillante presente y un ilusionante futuro. Su directora, Mariola Valladares, tiene mucho que ver en todo ello.
Este es un hotel emblemático por muchas razones, entre ellas su historia. Sin duda, esa historia es un valor, pero ¿pesa?
Gran Hotel Miramar no es solo un establecimiento cinco estrellas gran Lujo; es una institución. Su legado histórico y su estrecha vinculación con el desarrollo urbanístico de Málaga hace un siglo, lo convierten en un emblema de la ciudad que nos compromete a gestionar este legado con respeto. Su historia nos otorga la responsabilidad de preservar su esencia y proyectarla hacia el futuro. No se trata solo de gestionar un hotel, sino de custodiar una parte del patrimonio de Málaga, garantizando que siga siendo un referente tanto para los malagueños como para quienes nos visitan. Nuestra labor es equilibrar esa identidad con la evolución del sector, manteniendo su prestigio sin perder de vista la innovación y la excelencia en el servicio.

A partir de cierto nivel, digamos entre los hoteles cinco estrellas, ¿qué elementos otorgan a un hotel un plus de lujo, de excelencia?
En el ámbito del gran lujo, la excelencia no se define solo por la categoría del hotel, sino por la capacidad de ofrecer una experiencia inigualable, donde cada detalle refleje exclusividad y sofisticación. Esto se logra a través de instalaciones únicas, diseñadas para transmitir elegancia y confort, pero sobre todo mediante un servicio que trascienda lo convencional, adaptándose a cada huésped de manera personalizada. La verdadera distinción radica en la capacidad de anticiparse a sus necesidades, de convertir su estancia en un conjunto de momentos memorables y de ofrecer un trato impecable que haga que cada visita sea irrepetible. Ese nivel de dedicación es lo que convierte un hotel en un verdadero referente de lujo y excelencia.
Llegó al cargo hace algo más de siete años. ¿Cuáles eran sus objetivos y en qué medida los da por cumplidos?
Desde el inicio del proyecto, uno de los principales objetivos fue posicionar el Gran Hotel Miramar como un referente dentro del segmento de cinco estrellas gran lujo a nivel nacional, destacando tanto por la excelencia de sus instalaciones como por la calidad de su servicio. Además, el objetivo era atraer a Málaga un flujo de clientes de este segmento, contribuyendo a consolidar la ciudad como un destino clave para el turismo de lujo antes no experimentado. Gracias al trabajo conjunto y al compromiso de todo el equipo, se ha conseguido cumplir con estos objetivos, consolidando al hotel como un establecimiento de prestigio y un motor clave en la atracción de este perfil de cliente a la ciudad.
¿Y cómo y con qué objetivos encara los próximos años?
Los próximos años se enfocan en seguir creciendo en la misma línea de excelencia y servicio que nos ha caracterizado hasta ahora. Aunque hemos alcanzado muchos logros, aún quedan retos por delante. Nuestra meta es seguir innovando y mejorando la experiencia de nuestros huéspedes, manteniendo siempre los estándares más altos de calidad. Además, estamos trabajando en futuros proyectos que, aunque por el momento permanecen en reserva, se revelarán en breve y contribuirán a fortalecer aún más nuestra posición en el sector. Sin duda, el futuro sigue siendo prometedor y estamos preparados para seguir evolucionando y marcando la diferencia.

¿Qué significa contar con Hoteles Santos detrás de este proyecto?
Significa pertenecer a una organización que se caracteriza por su crecimiento firme y seguro, con un enfoque en proyectos singulares y de calidad. Es un grupo con una visión a largo plazo, que apuesta por la excelencia. Además, me siento parte de una empresa de prestigio, donde se valora el bienestar y las inquietudes de todos sus empleados, promoviendo un ambiente laboral cercano y colaborativo. Esto no solo fortalece el trabajo en equipo, sino que también asegura que cada uno de nosotros esté alineado con los valores y objetivos de la compañía.
¿Cuál diría usted que es el perfil del cliente del Gran Hotel Miramar? ¿Podemos hablar de una estancia media y qué les trae a la ciudad?
El perfil de cliente del Gran Hotel Miramar es muy diverso, ya que atendemos a una amplia gama de huéspedes con diferentes motivaciones para visitar la ciudad. Desde clientes corporativos y de negocios, hasta turistas interesados en el ocio, la cultura, la gastronomía, congresistas y participantes en eventos. Cada uno de estos perfiles tiene razones distintas para elegirnos, lo que enriquece nuestra oferta y nos permite adaptarnos a distintas necesidades. En cuanto a la estancia media, durante los meses de verano, especialmente en julio y agosto, las estancias se sitúan por encima de los tres días, mayormente vinculadas al turismo vacacional o cultural. En el resto del año, debido a la presencia del cliente corporativo y de negocios, la estancia media tiende a ser más corta, por debajo de los tres días.
¿Hay mucha estacionalidad en las reservas, muchos clientes en primavera-verano y muchos menos el resto del año? ¿Es un reto para el hotel cambiar eso o forma parte de la idiosincracia de un alojamiento en la Costa del Sol?
Si bien históricamente la Costa del Sol ha estado vinculada a un turismo de sol y playa con mayor demanda en primavera y verano, Málaga ha evolucionado hasta convertirse en un destino de alta afluencia durante todo el año. La ciudad ha apostado por la diversificación de su oferta, potenciando su riqueza cultural, su gastronomía, el turismo de congresos y eventos, y su atractivo como destino para escapadas urbanas. Esto ha permitido reducir notablemente la estacionalidad, atrayendo distintos segmentos de viajeros en cualquier época del año y posicionando a Málaga como un destino de referencia más allá de su clima privilegiado.

Otro de los retos de los hoteles urbanos es también atraer al cliente local, de la ciudad, a sus instalaciones. ¿Lo ha conseguido el Gran Hotel Miramar?
Sí, sin duda, el Gran Hotel Miramar se ha consolidado como un espacio clave en la vida social de Málaga. A través de numerosos eventos, encuentros y convocatorias, hemos conseguido que los malagueños sientan el hotel como un lugar de referencia, no solo para el turismo, sino también para la ciudad. Nuestras instalaciones acogen tanto actos profesionales, como congresos y reuniones, como celebraciones privadas y propuestas gastronómicas que invitan a los residentes a disfrutar del hotel en su día a día. Esta conexión con Málaga es esencial para nosotros, porque creemos que un hotel de nuestra categoría debe ser, además de un destino para viajeros, un punto de encuentro para su propia comunidad.
Aunque al frente de un hotel como este, imagino que no es usted ajena al debate sobre la explosión del turismo, también en Málaga, que es una ciudad puntera en este sentido. ¿Hay algún peligro? ¿Cuál es su opinión?
El crecimiento del turismo en Málaga es una muestra del atractivo y dinamismo de la ciudad, pero también conlleva el reto de garantizar un desarrollo sostenible que beneficie tanto a visitantes como a residentes. Es fundamental mantener un equilibrio entre el crecimiento del sector y la calidad de vida de los malagueños, apostando por un modelo turístico respetuoso con la identidad y el entorno de la ciudad. En este sentido, la colaboración público-privada juega un papel clave, permitiendo implementar estrategias que fomenten una gestión responsable del turismo. Estoy segura de que, con la implicación de todos los agentes de la ciudad, podemos seguir consolidando a Málaga como un referente internacional sin comprometer su esencia ni su bienestar.
Mariola Valladares, como clienta, ¿qué es lo que más aprecia en un hotel? ¿Puede olvidarse de su trabajo o analiza cada detalle allí donde se hospeda?
Disfruto enormemente de cada estancia en un hotel, valorando sus instalaciones, su oferta gastronómica y, sobre todo, la calidad del servicio que ofrece su equipo. Sin embargo, es inevitable que mi mirada como directora esté siempre presente. La hospitalidad es un mundo de detalles, y cualquier experiencia se convierte en una oportunidad de aprendizaje e inspiración. Observar cómo otros establecimientos cuidan la atención al cliente o gestionan su operativa es algo que hago de manera natural, pero siempre desde el disfrute y la admiración por esta profesión que tanto me apasiona.