Swarovski, una historia brillante
Más de 150 diseñadores han incorporado a sus creaciones cristales Swarovski, desde Coco Chanel a Balenciaga, desde Alexander McQueen a Viktor&Rolf. La cifra de cristales en sus diseños probablemente supere los cien millones. Un número inabarcable que, sin embargo, tiene su reflejo en otra más tangible: la firma Swarovski tiene más de 120 años de […]
Más de 150 diseñadores han incorporado a sus creaciones cristales Swarovski, desde Coco Chanel a Balenciaga, desde Alexander McQueen a Viktor&Rolf. La cifra de cristales en sus diseños probablemente supere los cien millones. Un número inabarcable que, sin embargo, tiene su reflejo en otra más tangible: la firma Swarovski tiene más de 120 años de historia. Nació en la localidad austriaca de Wattens, cuando Daniel Swarovski inventó una máquina de precisión para tallar y pulir cristal, un invento que, a la postre, acabaría inspirando no solo al mundo de la moda, sino también al de la bisutería, el arte y el cine. Para ello, en un primer momento, fueron muy importante las relaciones de Swarovski con los grandes modistos del siglo XIV y, especialmente, con Charles Frederick Worth, aclamado como padre de la alta costura. El resultado: cristales bordados con efecto de trampantojo en vestidos de gala hechos a medida para una clientela de élite que incluía a la reina Victoria.
Fue la forma de dar a conocer el cristal como elemento creativo en el sector de la moda un descubrimiento que se extendería con la estética sensual y de los locales de jazz de los años 20; con el lanzamiento de una cinta cuajada de cristales en los 30, que facilitaba el trabajo a los modistos; o con el ensalzamiento de la figura femenina de los años 50 a través de diseñadores como Chanel o Elsa Schiaparelli.
Durante ese tiempo, Swarovski no paró de evolucionar, añadiendo a algunas de sus piezas, por ejemplo, el efecto multicolor que denominó Aurora Boreal; la técnica Hot-Fix que permitía a través del calor añadir cristales a las telas sin necesidad de engarce; las perlas con núcleo de cristal, casi indistinguibles de las naturales; el Crystal Mesh, una malla metálica muy adaptable y cubierta de pequeños cristales; o el reciente (2013) Maison Martin Margiela Crystalactite, una forma de cristal única inspirada en las estalactitas y creada con la vanguardista firma de moda francesa. Esta colaboración con el mundo de la moda se ha traducido en la creación de Swarovski Collective, demostración del compromiso de la firma de extender esa vinculación a los talentes emergentes de la moda.