Isabelle Stoffel, en el Teatro Fernán Gómez, en Madrid.

Isabelle Stoffel: pasión y creatividad sobre las tablas

Subida a las tablas con el clásico de Agatha Christie Testigo de cargo, la actriz atraviesa un momento de plenitud en todas sus facetas artísticas que disfruta tanto en la escena española como en la suiza.

Seguir los pasos de Marlene Dietrich y encarnar el papel que la diva interpretó en la película Testigo de cargo supone una conquista para cualquier actriz, más aún cuando la actuación se produce a escasos metros del público, sobre las sagradas tablas, territorio natural del clásico de Agatha Christie que ella misma adaptó al teatro en 1953. Fue Billy Wilder quien popularizó en la pantalla cuatro años después esta trama de intriga y giros sorprendentes que ha pasado a la historia como el primer thriller judicial, un género infalible cuya capacidad de atracción ha comprobado Isabelle Stoffel durante la exitosa temporada de la obra en el Teatro Fernán Gómez de Madrid.

“Ha sido un placer oír al público respirar en cada silencio”, comenta la actriz suiza con una satisfacción no exenta de reflexión, que le lleva a plantearse si esa comunión con el respetable “es reflejo del deseo de justicia que hay en la sociedad, cuando el que el poder judicial es cada vez menos independiente”. En estos pensamientos se escapa la verdadera esencia de Stoffel, esa curiosidad en movimiento que le lleva a conectar con su tiempo y a sentir su profesión como una oportunidad para poner el foco en problemáticas sociales.

Remontarse a sus inicios nos lleva hasta Berna, donde se licencia en la Escuela Superior de Arte Dramático antes de seguir su ruta hacia Berlín, cuna de sus primeros pasos profesionales en el teatro y lugar donde le asalta la inesperada oportunidad de proseguir su carrera artística en nuestro país: “Me presenté a un casting de la película Sobre el arcoíris, de Gonzalo López-Gallego, y en seguida me di cuenta de que quería hacer mi vida y mi carrera en España”. Una revelación que le atrajo este y otros papeles en nuestro cine: Un franco 14 pesetas, de Carlos Iglesias; Invisibles, de Mariano Barroso; El cónsul de Sodoma, de Sigfrid Monleón; Karen, de María Pérez, y películas de Jonás Trueba como Los ilusos o La virgen de agosto. Aquel viraje de rumbo le condujo a Madrid, su “ciudad predilecta”, que le acogió con los escenarios abiertos, trabajando a las órdenes de veteranos como Mario Gas en Invernadero o de Magüi Mira en Festen. La escena madrileña le permitió además levantar valientes propuestas como La rendición, de Toni Bentley, audaz monólogo que programó el Centro Dramático Nacional, y Grounded, donde Stoffel no dudó en raparse la cabeza para meterse en la piel de una piloto de drones.

Como creadora de proyectos, la suiza demuestra un empuje extraordinario con su compañía Recycled Illusions, en la que es capaz de desdoblarse en todas las facetas del proceso creativo para llevar a cabo la investigación que origina sus obras. “Mi trabajo se basa mucho en la escucha, en dejar a los demás que hablen”, explica a propósito de las entrevistas que realizó a personas con trasfondo migratorio para crear sus Audio-walks, formato innovador que brinda la experiencia de escuchar historias reales a lo largo de un recorrido por los espacios vitales de sus protagonistas. La última de sus creaciones es, en palabras de su directora, “una pieza teatral sobre salud mental en una sociedad enferma”. Construido también con testimonios reales, Ohne Norden (Sin norte) está cosechando aplausos en Suiza, llenando teatros como los que conquistará aquí en gira nacional Testigo de cargo. Doble éxito como directora y actriz el que vive Isabelle Stoffel, quien recoge los frutos de tanta siembra.

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