Bodegas Valparaíso: 25 años de alma, tierra y vino en el corazón de la Ribera del Duero.

Bodegas Valparaíso: 25 años de alma, tierra y vino en el corazón de la Ribera del Duero

Enclavada en el privilegiado paisaje de Quintana del Pidio, en pleno corazón de la Ribera del Duero, Bodegas Valparaíso celebra 25 años de historia, evolución y pasión vitivinícola. Fundada en el año 2000 por el padre y el abuelo de Borja Eguizábal —actual director general—, esta bodega familiar ha crecido paso a paso, fiel a una visión clara: crear vinos con alma, arraigados a la tierra y a una filosofía de vida consciente.

Cada botella es el reflejo de un proceso artesanal, de una historia única, de una parcela concreta y de una vendimia hecha a mano, cuenta Eguizábal con emoción. Así, retrata la conexión emocional que siente con la tierra, el viñedo y el vino que producen como “íntima, casi espiritual. La tierra te enseña a ser humilde, paciente y agradecido. Cada añada es diferente, y ese vínculo con el viñedo te hace estar presente, atento, comprometido. El vino, al final, es la voz de esa tierra”.

Tradición y vanguardia con un mismo pulso

Valparaíso es mucho más que una bodega. Es un proyecto familiar que ha sabido combinar el saber hacer de generaciones con la innovación y el respeto por el entorno. Su nombre no es casual: evoca un paraíso del vino, una aspiración que se hace realidad con cada cosecha. Aquí, el clima continental moderado, los suelos calcáreos y la tradición vitivinícola del entorno se dan la mano con la tecnología, la precisión y el cuidado artesanal.

Con una capacidad de producción de hasta 300.000 botellas al año, Valparaíso apuesta por un modelo que privilegia la calidad frente a la cantidad. “Menos, es más. Apostamos por producciones limitadas para garantizar vinos auténticos, que hablen de su origen”, afirma Eguizábal.

Bodegas Valparaíso: 25 años de alma, tierra y vino en el corazón de la Ribera del Duero.
Cada botella es el reflejo de un proceso artesanal, de una historia única, de una parcela concreta y de una vendimia hecha a mano.

El alma del viñedo: el Tempranillo

El Tempranillo, variedad reina de la Ribera, es el pilar sobre el que se edifica la identidad de la bodega. “Su versatilidad, elegancia y capacidad de envejecimiento nos permite explorar diferentes estilos manteniendo una coherencia y una personalidad reconocible”, señala el director general. Las 66 hectáreas de viñedo que cultivan —repartidas entre Pesquera de Duero, Sotillo de la Ribera y Quintana del Pidio— incluyen cepas centenarias que reflejan con intensidad el carácter de este territorio.

Un reloj, dos tiempos

En el torreón de la bodega, un reloj marca dos tiempos: el externo, que sigue el ritmo del mundo, el mercado, la evolución y, el interno, que obedece al ciclo del vino. Una metáfora perfecta de la filosofía de Valparaíso: respetar el ritmo natural de cada añada, sin prisas, con paciencia.

“El vino es la voz de la tierra. Escucharla requiere tiempo, humildad y compromiso”, confiesa Borja.

Una nueva etapa: sostenibilidad y vinos ecológicos

En sintonía con las exigencias del consumidor actual y su responsabilidad con el medioambiente, la bodega ha dado un paso firme hacia la producción ecológica. Ya cuentan con 7,5 hectáreas certificadas como viñedo ecológico, y celebran esta nueva etapa con el lanzamiento de su Jardín de Valparaíso Rosado Ecológico 2024: un vino fresco, elegante y atrevido que inaugura una línea enfocada en el respeto por la tierra y la autenticidad.

“Ser sostenibles no es solo una opción, es una responsabilidad. Trabajar en ecológico implica conocer mejor nuestras parcelas, ser más conscientes y comprometidos”.

Bodegas Valparaíso: 25 años de alma, tierra y vino en el corazón de la Ribera del Duero.
“Ser sostenibles no es solo una opción, es una responsabilidad. Trabajar en ecológico implica conocer mejor nuestras parcelas, ser más conscientes y comprometidos”, explica Eguizábal.

Microvinificaciones, innovación y terroir

La bodega experimenta con microvinificaciones para descubrir nuevas expresiones del terroir. Una de las más sorprendentes fue la de una parcela con orientación norte: contra todo pronóstico, reveló una acidez vibrante y un perfil aromático único. Esto ha abierto nuevas puertas a interpretaciones más audaces y personales del territorio.

Todo el proceso —desde la vendimia manual hasta la crianza por parcelas— está orientado a lograr vinos complejos, profundos y con capacidad de emocionar.

Vinos que cuentan historias

Entre sus referencias más destacadas se encuentran los Raíces de Valparaíso (2018 y 2022), Valparaíso Roble (2007, 2011 y 2021), Valparaíso Crianza (2004, 2012 y 2019), y el icónico Marqués de Valparaíso Reserva 1996, el primer vino embotellado en la inauguración de la bodega. Cada etiqueta es una pieza de historia, un capítulo en su evolución.

El legado: autenticidad y pertenencia

Con casi 2.000 m² de instalaciones, tecnología avanzada y un equipo comprometido, Valparaíso se proyecta hacia el futuro sin perder su esencia. Su objetivo: seguir creciendo sin dejar de ser ellos mismos, cuidando el legado que construyen día a día.

“Queremos que Valparaíso se recuerde como una bodega que apostó por la autenticidad y por el trabajo bien hecho. Que nuestras botellas sigan emocionando, hoy y siempre”.

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