Raíz Voy Olé, la sorprendente explosión de fruta de Bodegas Raíz de Guzmán
Conocido por su calidad y nobleza, Raíz es más que un nombre o una marca, es la palabra que sirve de nexo de todos los valores de esta bodega de la Ribera del Duero. Trabajo duro e ilusión por conseguir la excelencia, en un producto auténtico, arraigado a la zona de la que procede. Todos […]
Conocido por su calidad y nobleza, Raíz es más que un nombre o una marca, es la palabra que sirve de nexo de todos los valores de esta bodega de la Ribera del Duero. Trabajo duro e ilusión por conseguir la excelencia, en un producto auténtico, arraigado a la zona de la que procede.
Todos los vinos comparten esa esencia y son elaborados solo con uva tempranillo. Ahora, estas bodegas con más de 20 años de tradición, dan un paso más allá y presentan Raíz Voy Olé. Un vino único completamente frutal cuyo principal factor diferenciador es el hecho de que no pasa por crianza en barrica.
Raíz Voy Olé se produce con las mejores uvas, las mismas que se utilizan para el vino de autor, Raíz Profunda. El viñedo del que proviene tiene 40 años y está en las zonas más altas de la Ribera del Duero, a 1.097 metros. La uva tiene unas características especiales en las que influye tanto el clima, con muchas horas de sol y grandes cambios de temperatura entre el día y la noche y las características del suelo rojo, sembrado de cascajo bermejo.
En su elaboración, el enólogo Ignacio Figueroa ha conseguido un vino que es equilibrado y amable sin la madera que normalmente se emplea precisamente para alcanzar esas características, una labor muy difícil. Los procesos fermentativos se producen por co-inoculación en barricas de roble francés.
El nombre es un guiño a los vinos Beaujolais, que se elaboran en la región francesa justo cuando acaba la vendimia y se empiezan a degustar en noviembre. Nuestro Voy Olé es el primer vino de cada añada de la Ribera del Duero.
Raíz Voy Olé es rojo rubí intenso con ribete nazareno. En nariz, trae recuerdos a frutos rojos, como cerezas y frambuesas, junto con regaliz y mentolados. Al probarlo, da la misma sensación que morder un racimo de uvas negras. Es pura fruta. Es jugoso, es carnoso, es fresco y sedoso, y también elegante y largo.