
Vuelve Larios: rutas para disfrutar del sabor mediterráneo en una copa
Este verano, Larios propone una ruta diferente: calas escondidas, pueblos con alma y sobremesas frente al mar. Una guía sin prisas para saborear el Mediterráneo en copa y en esencia.
Olvida las playas abarrotadas y los chiringuitos de moda. Este verano, Larios propone una ruta distinta: pueblos con alma, calas escondidas y sobremesas eternas donde lo más importante es disfrutar del momento. Ahora, la ginebra más mediterránea rinde homenaje a esos momentos auténticos con una guía de rutas muy especial, una selección de destinos poco masificados donde vivir el Mediterráneo con los pies en la arena, la mirada en el horizonte y una copa en la mano.
Redescubriendo la costa con Larios
El espíritu mediterráneo no es un lugar; es una forma de estar en el mundo. Es vivir con el cuerpo antes que con la cabeza, dejarse llevar por lo sencillo, vivir sin guion y reconectar con lo real. Eso es lo que Larios reivindica con fuerza este verano: un regreso a lo esencial, a lo que de verdad deja huella.
Para ello nos propone unas rutas muy especiales, una colección de rincones costeros que conservan la esencia de lo auténtico, donde cada atardecer, cada sobremesa, cada copa compartida, sabe a libertad. Ya sea en la costa o en casa, en una cala o en un jardín, lo importante es disfrutar del mediterráneo en su total plenitud.
Comenzamos, como no podía ser de otra forma, por Málaga, cuna de Larios, donde nació la marca y el ejemplo perfecto de equilibrio entre tradición y vitalidad. Las playas de Pedregalejo, las calas urbanas de la Misericordia o los paseos marítimos del Palo son escenarios ideales para una copa al atardecer. Aquí, la sobremesa es religión y el brindis entre amigos, una liturgia mediterránea.
Por su parte, Valencia respira Mediterráneo por todos los poros. Basta perderse por El Cabanyal o sentarse junto a la playa de la Malvarrosa para entenderlo. El mar está presente en cada rincón, y las terrazas frente a la arena se llenan de conversaciones sin prisa y copas bien frías.
Otra propuesta con encanto es Las Negras, un pequeño pueblo costero del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, en Almería. Su paisaje está compuesto por casas blancas frente al mar, barcas varadas en la orilla, y el sonido de las olas como única banda sonora. Tras un día de caminata hasta la Cala de San Pedro o de baño en la playa del pueblo, llega el momento perfecto de descalzarse, dejar que el sol se apague lento y brindar con un gin-tonic de Larios.
Siguiendo la ruta mediterránea, pero dando el salto fuera de nuestras fronteras, encontramos Marsella; la ciudad francesa está repleta de calles que desembocan en el mar, escaleras que acaban en un embarcadero y calas donde el tiempo se detiene perfectas para disfrutar de una copa frente al mejor paisaje.
Por último, viajamos a Italia, concretamente a la isla de Cerdeña. Sus calas ocultas son perfectas para disfrutar de una copa de Larios con vistas a la playa, la brisa marina y la tranquilidad de la zona, donde el tiempo se detiene. Allí, una botella de Larios en una mesa improvisada junto al mar tiene un valor infinito.

Botellas con historia y un embajador muy especial
Como parte de la celebración del verano, Larios lanza también su colección de botellas de edición limitada inspiradas en las fiestas populares más emblemáticas del sur: Málaga, Albacete y otras ferias que representan la alegría compartida, la música al aire libre y el sabor de lo auténtico.
Además, en esta ocasión Larios contará de nuevo con un viejo amigo: Antonio Banderas. El malagueño más internacional también forma parte de este regreso. Desde su proyecto teatral en el Soho hasta sus restaurantes frente al mar, Banderas encarna como pocos ese carácter mediterráneo: libre, auténtico, elegante sin esfuerzo. Disfrutar de una obra en Málaga y terminar el día con un gin-tonic en uno de sus locales es, también, una forma de vivir el Espíritu Mediterráneo.
Con todo esto, Larios nos anima a estar más presente que nunca, a reconectar con lo que de verdad importa y a brindar por los pequeños grandes momentos. La emblemática ginebra vuelve a sus raíces para reivindicar su autenticidad, frescura y carácter, reconectando con quienes la han elegido «de siempre» y abriéndose a nuevas generaciones que buscan algo genuino.
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