Oda al gris de Lange & Söhne

Fue el primer reloj de pulsera mecánico en ofrecer una reserva de marcha de 31 días, y ese número mágico forma parte de su nombre: Lange 31; una proeza que ahora Lange & Söhne declina en una edición limitada de 100 unidades con acabado en oro blanco –antes lo ha hecho en otros metales nobles–. Uno de los detalles distintivos de su estética –el interior es un pequeño escenario mecánico de 406 componentes, en el que se destaca su escape de fuerza constante que libera cada diez segundos la misma cantidad de energía al oscilador– está en el logrado tono gris de su esfera. Ese camino intermedio entre el blanco y el negro, cargado de matices, es el que inspiró al artista británico Sebastian Kite para realizar una instalación tridimensional dominada por el metal, los cables de acero y láminas de espejo. El proyecto se convirtió con estos elementos en un Viaje al Gris, y el artista lo convirtió en un formato de película cinematográfica de 16 mm y en concreto en la imagen de un cámara de los años 40, donde dio forma a todo el espectro posible de tonos grises que había tomado de la naturaleza de Cornwall, en el suroeste de Inglaterra. “El Lange 31 está alimentado por dos resortes, cada uno con una increíble longitud de 1,85 metros. Para rendir homenaje a esta hazaña técnica, decidí trabajar con una cámara Bolex de resorte”, añade el artista. El siguiente paso fue trasladar las imágenes tomadas a la instalación espacial en el que el paisaje capturado se convierte en una fascinante composición que interactúan con el Lange 31 hasta fusionarse. Entonces, la explosión de grises se transforma en una sorprende obra de arte que muestra que la Naturaleza y la mecánica relojera tienen una fuerza ilimitada; tanta como la gama de grises.