Huerta de Albalá, la Andalucía de los grandes tintos

El sueño de Vicente Taberner siempre fue crear una unión inseparable entre el vino tinto y Andalucía. Diez años después, aquel propósito llamado Huerta de Albalá -iniciado en unos terrenos en Arcos de la Frontera- no solo se ha hecho realidad en España sino que deja su huella en los cinco continentes. Los números proclaman el éxito de esta bodega gaditana, como se demuestra con el fin de existencias añada tras añada, pero ante todo perdura el objetivo que el emprendedor valenciano se propuso desde el comienzo de esta aventura vinícola: más calidad que cantidad. Los vinos Taberner Nº1 y Taberner, y las diferentes modalidades de Barbazul –tinto, blanco y rosado– son el resultado de una materia prima especial, un terroir con características únicas y una mezcla de oficios tradicionales y alta tecnología. Tanto es así que 32 países consumen los vinos resultantes de las 225.000 cepas que la bodega tiene entre el pantano de Bornos y la Sierra de Grazalema, junto a las de los terrenos del Pago Balbaína en Jerez de la Frontera, su última adquisición. Vicente Taberner resume el éxito de la bodega en "nuestra pasión desde el inicio por hacer grandes vinos en Andalucía" y valora el presente como "una etapa de consolidación y crecimiento que estamos seguros que tendrá continuidad en los próximos años gracias a los maravillosos recursos que nos brinda la Tierra de Cádiz". Su trabajo bien hecho queda demostrado en premios recientes como el Sommelier Wine Awards o la alta puntuación de sus añadas otorgada por los expertos.

Vinos de Jerez, clásicos con energías renovadas

David Losa